domingo, 14 de abril de 2013

Recuento literario

La literatura ha sido una larga y terca pasión amorosa en la cual he sido una amante inconstante pero no infiel, eso es lo que podría definirme. Digo esto porque todos me preguntan por qué ya no escribo y la respuesta es que en realidad no soy constante en mi escritura. Pienso, medito mucho mis preocupaciones y hasta que tengo algo que escribir, lo hago. Vivo mucho, por eso no escribo con frecuencia. Escribo de la realidad que para mí no es común y corriente. Sí, sé que han catalogado a mi obra como literatura fantástica pero yo escribo de la realidad y de sus dos caras, la que está sucediendo y la oscura, en la que no hay lógica, quizá por eso insisten en que mi literatura es fantástica. 
Usted me preguntaba acerca del año en que nací y fue en 1928, aunque Emmanuel Carballo haya mencionado que nací en 1923 porque así aparece en una antología, pero para mí no hay mayor problema con eso. Nací en Pinos, Zacatecas. Tuve dos hermanos, Leoncio y Luis Ángel. Yo soy la de en medio. A Leoncio no lo conocí porque murió al nacer, era mayor que yo. Luis Ángel murió de meningitis a los cuatro años. Yo tenía cinco años cuando él murió y a partir de ese momento me quedé muy sola, muy triste, muy enferma. Me refugié en la compañía de los gatos y los perros, quienes me han acompañado siempre.
El frío de Pinos y la fiebre impedían que saliera de la casa, entonces me refugiaba en la biblioteca de mi padre. Ahí, a través de la ventana, veía pasar las caravanas que llevaban a los muertos porque en ese tiempo no había cementerios y los enterraban en Pinos. Sí, veía pasar a la muerte y en eso me ocupaba. 
Yo no sabía leer pero juntaba palabras. Y en ese tiempo llegó a mis manos La divina comedia de Dante y me horroricé con los grabados de Doré: me espantaban los demonios con tridentes. No soportaba la oscuridad por ese temor a los demonios con tridentes.
La casa en donde vivíamos era la casa grande del pueblo y de ella la gente contaba muchas leyendas. Algunas veces vi a una mujer vestida de blanco que llevaba una vela encendida en la mano y a un hombre con una pierna de palo. 
Mi mamá padecía un insomnio crónico a causa de su estado nervioso y mi papá se dedicaba a sus negocios. En San Luis Potosí estudié la primaria y la secundaria. Y es cierto que estudié en un colegio religioso. 
Sí, como ya mencionó, en 1950 publicaron Salmos bajo la luna, mi primer poemario y al año siguiente con "Salmo de la ciudad transparente", un poema, gané un certamen literario convocado por la Sección 24 del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, de San Luis Potosí. En total escribí tres poemarios, Salmos bajo la luna (1950), Meditaciones a la orilla del sueño (1954) y Perfil de soledades (1954). También escribí cuatro libros de cuentos, Tiempo destrozado (1959), Música concreta (1964), Árboles petrificados (1971) y Con los ojos abiertos (2009), que contiene una crónica. Ah, sí, escribí "Apuntes para un ensayo autobiográfico" y se publicó en Pinos, en el 2005, en Barca de palabras.
Y bueno, sí, 1966 fue un año importante y difícil para mí porque falleció mi padre y también recibí la beca del Centro Mexicano de Escritores. Y en 1971 recibí el Premio Xavier Villaurrutia por Árboles petrificados. Conocí a Alfonso Reyes,  Julio Cortázar, Salvador Elizondo, José Agustín, Agustín Yáñez. Como mucha gente sabe, Alfonso Reyes fue y aún es una figura muy importante para mí, me guió, me ayudó, fue un gran amigo. 

1 comentario:

  1. La voz en primera persona, la de Amparo se deja ver en esta entrevista; es interesante ver la reconstrucción que haces para conseguir armar una biografía.

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